Mi querido hijo David. Es el séptimo aniversario de tu fallecimiento.
Para mí parece que no hayan pasado los días ni los años. Te recuerdo cada día de mi vida.
Tú te adelantaste en la partida. Estás en ese paraíso maravilloso, donde Dios recibe a
todas las personas buenas como tú, y las convierte en ángeles maravillosos. Querido hijo
tú eres el ángel que yo percibo a mi lado en muchas ocasiones difíciles y me das fuerza
para seguir mi camino, que ha sido en ocasiones muy difícil pero que desde que tú
partiste para mí aún resulta más difícil.
Siempre me hago la misma pregunta en estos años que han pasado ¿ por qué tú antes
que yo ?. Como es natural , no tengo ninguna respuesta.
Tengo que seguir en este camino, hasta que Dios me llame a su lado, entonces me encontraré
contigo, mi querido hijo y nos daremos nuestro abrazo eterno.
Mientras llega ese día ,sabes que tengo razones muy importantes para seguir adelante y
disfrutar cada segundo que Dios me regale.
Tu estás siempre en mi corazón y en mi recuerdo.
Descansa en Paz.
Tu madre que mucho te quiere.