Luchan en distintas batallas.
Cada uno de ellos lucha en su propia batalla, cada uno frente a su propio destino, y yo en la retaguardia observando atentamente.
Yo siempre ahí pero no puedo participar en esa guerra porque es la de ellos.
Ellos saben siempre donde estoy si me necesitan.
Pido a Dios cada día por ellos.Creo que les enseñé buenos principios,les di los mejores ejemplos,y todo mi cariño, ahora ya ha llegado el tiempo de que todo eso lo compartan con sus hijas mas su propia experiencia y lo hagan lo mejor que sepan como hice yo.
Todas estas cosas que yo quise darles a ellos, son armas para su particular batalla "solo eso", ellos tienen que librar su propia batalla.
¨La vida´´ deseándoles que salgan triunfadores.